Bueno, el tiempo va pasando.
La Casa Rosada se llama así por el color de sus fachadas. Durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, a fines del siglo XIX, el edificio fue pintado de rosa, basado en la idea de combinar los colores de los dos sectores políticos del momento -rojo para los federales y blanco para los unitarios-, y de la mezcla salió el rosa, dándole su popular nombre de “Casa Rosada”. Una forma de consenso colorista.
Hoy he pasado gran parte del día en la Feria de San Telmo, dedicada básicamente a antigüedades. Para más información, leer esto.
Había objetos realmente interesantes, por su calidad y precio. Especialmente vajillas, cuberterías, cristalerías, pero, en mi caso, el transporte es imposible.
He comprado algunas cosillas para regalar.
He comido lo que se ve en la foto, asado ancho al horno con papás. Estaba bueno.
Hoy he sentido cierta inseguridad, algunos tipos se han aproximado demasiado a mí preguntando cosas que cualquier ciudadano de esta ciudad conoce. Por dos veces ha ocurrido esto. No sé si peco de controlador o previsor (que así ha sido toda mi vida), pero bueno, no me ha gustado nada, me han estropeado un poco la mañana y me han hecho pensar que debo cuidar mucho. En cualquier caso, no ha pasado nada.
Debo hablar un poco del lunfardo. Si bien Buenos Aires siempre tuvo un dialecto característico a lo largo de su historia, fue a fines del siglo XIX cuando empezó a tomar forma el llamado lunfardo, de la mano de los inmigrantes italianos que integraban la colectividad más numerosa de las que llegaron del viejo continente.
De hecho, “lunfardo” proviene de “Lombardo”, es decir, habitante de la región italiana de Lombardía, un término que en Italia se asociaba a malvivientes y criminales por las invasiones de lombardos ocurridas en la Edad Media.
En Buenos Aires el lunfardo también se asoció al crimen, ya que surgió como un lenguaje carcelario: mezclando palabras italianas y castellanas y hablando al revés (o al vesre), los presidiarios lograban comunicarse entre ellos sin que los guardias los entendieran. Así, “calle” se transformó en lleca, “amigo” en gomía, y “tango” en gotán, por dar algunos ejemplos.
Fue precisamente en el tango donde el lunfardo hizo su nido. Al ser una música de compadritos, orilleros y criminales, adoptó el lenguaje popular que se hablaba en las cárceles y las esquinas, que luego difundió y popularizó en sus canciones. Algunas palabras:
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alguien que trae mala suerte
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