domingo, 28 de octubre de 2012

Noveno día en Buenos Aires. 28 de octubre.

Bueno, el tiempo va pasando.

La Casa Rosada se llama así por el color de sus fachadas. Durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, a fines del siglo XIX, el edificio fue pintado de rosa, basado en la idea de combinar los colores de los dos sectores políticos del momento -rojo para los federales y blanco para los unitarios-, y de la mezcla salió el rosa, dándole su popular nombre de “Casa Rosada”. Una forma de consenso colorista.

Hoy he pasado gran parte del día en la Feria de San Telmo, dedicada básicamente a antigüedades. Para más información, leer esto.

Había objetos realmente interesantes, por su calidad y precio. Especialmente vajillas, cuberterías, cristalerías, pero, en mi caso, el transporte es imposible.

He comprado algunas cosillas para regalar.

He comido lo que se ve en la foto, asado ancho al horno con papás. Estaba bueno.

Hoy he sentido cierta inseguridad, algunos tipos se han aproximado demasiado a mí preguntando cosas que cualquier ciudadano de esta ciudad conoce. Por dos veces ha ocurrido esto. No sé si peco de controlador o previsor (que así ha sido toda mi vida), pero bueno, no me ha gustado nada, me han estropeado un poco la mañana y me han hecho pensar que debo cuidar mucho. En cualquier caso, no ha pasado nada.
Debo hablar un poco del lunfardo. Si bien Buenos Aires siempre tuvo un dialecto característico a lo largo de su historia, fue a fines del siglo XIX cuando empezó a tomar forma el llamado lunfardo, de la mano de los inmigrantes italianos que integraban la colectividad más numerosa de las que llegaron del viejo continente.
De hecho, “lunfardo” proviene de “Lombardo”, es decir, habitante de la región italiana de Lombardía, un término que en Italia se asociaba a malvivientes y criminales por las invasiones de lombardos ocurridas en la Edad Media.
En Buenos Aires el lunfardo también se asoció al crimen, ya que surgió como un lenguaje carcelario: mezclando palabras italianas y castellanas y hablando al revés (o al vesre), los presidiarios lograban comunicarse entre ellos sin que los guardias los entendieran. Así, “calle” se transformó en lleca, “amigo” en gomía, y “tango” en gotán, por dar algunos ejemplos.
Fue precisamente en el tango donde el lunfardo hizo su nido. Al ser una música de compadritos, orilleros y criminales, adoptó el lenguaje popular que se hablaba en las cárceles y las esquinas, que luego difundió y popularizó en sus canciones. Algunas palabras:


afanar
robar
atorrante; atorranta
holgazán; mujer facil
un bajón
una mala noticia
berreta
barato y de mala calidad
birra
cerveza
un cacho
un pedazo, un poco
la cana, un cana
la policía, un policía
curro
artimaña
chabón
muchacho
chanta
vivo, aprovechador
chorro
ladrón
faso
cigarrillo
fulera
feo
gamba; una gamba
pierna; cien pesos
gil
tonto
guarda!
cuidado!
guita
dinero
laburar
trabajar
una luca
mil pesos
matina
la mañana
milico
militar
mina
mujer, muchacha
morfar
comer
otário
idiota, estúpido
un palo
un millón de pesos
un palo verde
un millón de dólares
pibe
muchacho
piola
vivo; práctico
plata
dinero
quilombo
lío, confusión
timba
juegos de azar
trucho
falso, de mala calidad
yeta
alguien que trae mala suerte
la yuta
la policía
zafar
escapar, liberarse








1 comentario:

  1. Bueno, me voy a quedar con " atorrante" para camuflar el sentimiento q a veces me inspiran las actitudes de algunas personas...
    Mira a ver si encuentras el q más te definiría a ti, en cuanto a inquieto y con ganas de conocer infinitas historias.
    Oye cuenta y pon más fotos del bulevar de la historietas....es muy chulo.
    Besos.

    ResponderEliminar